Algunas decisiones nacen del aburrimiento. Hace un par de días decidí que, como tengo que quedarme en Quintana Roo hasta abril (un tema del que luego platicaré [jiji]), debería de aprovechar e ir a alguna parte. A final de cuentas sólo he conocido la riviera maya y fue así como, buscando un poco, llegué a Bacalar.
Lo decidí en nada de tiempo, cuando me había resignado a quedarme sentado a esperar los días para irme de acá. Con una semana en manos se puede hacer mucho.
Salí hoy temprano y, por si fuera poco, pedí y conseguí mi primer ride en carretera: Tatiana, una chica que, según me dijo, no puede dormir en cualquier cama, de forma que conoce ya la mayoría de los hoteles en la riviera, y en qué camas sí puede dormir.
Así la cosa. A recorrer el pueblo.
11 de marzo de 2014
Hacia Bacalar
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