5 de marzo de 2014

Quintana Roo

Quintana Roo es un como triángulo lleno hasta los huesos de selva y pantanos. La mayoría de los pocos poblados que tiene se han establecido en todo lo largo de la costa y en las islas como Cozumel, dando así origen a la Riviera Maya (la zona turística que va desde Cancún hasta Tulum). A estos lugares los atraviesa la carretera federal, dividiéndolos en dos y, con esto, la economía y distribución de la gente.
Quintana Roo recibe anualmente a un chorro de turistas de todas partes del mundo, desde los vacacionistas clásicos hasta los jipis (ya también clásicos), siendo el turismo la fuente más evidente de ingresos y generación de trabajos en esta zona, cosa que terminé por odiar: los trabajos que dependen del ingreso de turistas se vuelven inestables y alguien con un perfil global (un extranjero, por ejemplo) está más calificado para trabajar que un local. No solo me parece injusto sino que además crea una brecha denigrante en la manera de crecer de la ciudad: se atiende solo la fachada, sólo el lado que turistas visitarán y el pueblo vive en condiciones muy desfavorables.
(Advertencia: post largo y con fotos; puede tardar en cargar).


I. Cancún/Playa del carmen/Puerto Morelos

Cancún apenas y lo visité. Ahí conocí a familia mía y me hospedé en su casa. No salí mucho ni me interesó, sin embargo no deja de sorprenderme lo larga que es la fila de hoteles a lo largo de la costa. Interminable.
Playa del carmen lo conocí mejor. Es chico y lo recorrí más veces (la principal de ellas fue como se suele conocer mejor un lugar: perdiéndome; en un viaje fallido al banco terminé caminando medio Playa).

(En Playa sin embargo hay murales ocultos y son siempre una de las más gratas sorpresas a encontrar en un lugar que no conoces).
No solo la carretera divide visiblemente el tipo de vida del poblado sino que, además, la zona turística se limita a una sola calle peatonal (Quinta avenida), a pocos pasos de la playa. Estando ahí me parecía un lugar bastante agradable y además caro, siendo la mayoría de los negocios restaurantes y centros comerciales.

(La pared de un cuarto en el que me hospedé por unas noches. Las bolitas de la pista de aterrizaje absorbían luz y brillaban por la noche).
 Sin embargo, apenas atrás de la Quinta avenida la vida es ya miserable. Me habían contado del ambiente bohemio del lugar, de salir a caminar por la Quinta y ver el arte y oír la música, sin embargo me dejó mal sabor de boca: estaba en un lugar tan montado y absurdo como Santa Fe en la Ciudad de México: desprovisto de personalidad. O con una falsa, para tal fin.
(El mercado más chafa que conozco, y de los más caros aunque eso sí, con una linda y multilingüe fachada).
Puerto Morelos lo visité sólo de pasada. Se veía como un pueblo cualquiera sin embargo vi muchas casas que me gustaron (un grupo de casas Geo abandonadas fue mi favorito). Iba en la camioneta de una familia que me dio ride de vuelta a Cancún así que todo fue muy de prisa.

II. Puerto Aventuras

Después de pasar un tiempo extra en Cancún me hospedé con un primo en Puerto Aventuras, un complejo turístico a donde llega gente a jugar golf, rentar una casa por tiempos largos y tienen acceso a bahías un poco más privadas, delfinario y otras atracciones. Ahí me quedé por mucho tiempo, unas tres semanas quizá: suficiente para perder el respeto por el lugar.
El pueblo de Puerto Aventuras, de nuevo de un lado de la carretera, es pequeñísimo y la entrada al complejo, del otro lado de la autopista, es privada por lo que sólo puedes entrar en coche y si tienes algo que hacer ahí. La playa pública no es tan pública después de todo y el nivel de vida es carísimo (aún más caro que en Playa del carmen). Hay, sin embargo, gente muy amable trabajando adentro, tanto en los hoteles como en los pocos comercios que hay, y los residentes que conocí eran bastante amables. Curiosamente, el lugar (completamente internacional por las visitas que recibe día con día) es muy agradable entre la gente y con un nivel de seguridad bastante cómodo, sin embargo la limitante de la accesibilidad en carro, el costo de vivir ahí y en general el hecho de que no haya nada más, fue demasiado para mí.

(Una de las mejores cosas es la caleta para pasar el tiempo y olvidarse de la vida; incluso tiene una pequeñita ruina maya). 
(Puerto Aventuras cuenta con un museo sobre el naufragio de un barco, El matancero, hace más de doscientos años. Un museo chico pero con una ambientación muy adecuada).
 (La playa libre, a un costado del hotel Catalonia y donde pasé la mayor parte del tiempo [trabajando y a veces snorkeleando]).

III. Tulum

El último lugar que conocí fue Tulum, una de las ciudades importantes de Quintana Roo porque limita al sur la Riviera Maya y porque a un costado de la ciudad se encuentra un antiguo puerto comercial maya.
La zona arqueológica está cargada de historia, con edificios imponentes, la selva rodeándolo todo y una de las costas más bonitas y arena más fina que he visto en Quintana Roo. Las ruinas mayas valieron la pena no solo por su contenido histórico sino también por dar un paseo en la pequeña playa y disfrutar de la flora y fauna que crece (abundan, como en los otros lados en los que he estado de Quintana Roo, las iguanas).

  (Las ruinas son una ciudadela cuya principal actividad era ser centro de comercio marítimo).
   
Entre la zona arqueológica y la ciudad de Tulum hay quizá un kilómetro o dos, sin embargo antes de continuar noté que justito enfrente de la entrada a las ruinas, cruzando la carretera (menuda coincidencia) hay lo que parece ser un pequeño centro comercial abandonado. Un letrero en la entrada advierte a las personas que entren bajo su propio riesgo, anunciando maquinaria pesada. Yo no hice caso y entré. El tipo de ruinas que hay en un sitio arqueológico (cargamentos de historia y centenas de años de por medio) es muy distinto de las ruinas modernas. Estas últimas siendo mi tipo favorito. No encontré ninguna clase de maquinaria peligrosa, sin embargo sí creo que hay animales viviendo por ahí. Cosa de ser cauteloso y ya.


La ciudad de Tulum recibe mucho turismo pero es distinto al de los lugares en los que yo había estado: es más jipi. Vi mucho extranjero que salía en bici a hacer su vida, muchos lugares con una pinta agradable e incluso arte urbano. No hay edificios altos ni pretenciosos y abundan los restaurantes orgánicos, vegetarianos, humanistas con nombres extraños solamente explicables a través de la misma cultura que permea sobre este tipo de perfil (por ejemplo el restaurante «El aguacate»). A diferencia de los otros lugares, aquí la pequeña ciudad se desarrolló a ambos lados de la carretera y su Centro está justo atravesado por ella. Además de que hay mayor variedad en la gente y en los comercios, se siente un aire más tranquilo y tiene costos mucho más accesibles. Definitivamente es un lugar al que volvería para quedarme más tiempo.

   (Una calle cualquiera).

IV. Pilón - hacia Boca Paila

Terminado de conocer Tulum quise visitar Cobá, otra zona arqueológica, pero como fuera ya muy tarde me fui en la dirección contraria: hacia Boca Paila. Boca Paila es una zona pesquera y llena de ecohoteles, sin embargo no pude llegar muy lejos (iba a pie y anochecía ya) así que me quedé en una playa en el camino. Ver el atardecer en una playa prácticamente vacía, con arena finísima y un color de mar divino es un alivio. Sostengo que los lugares escondidos son a veces más buenos que los que están a la vista de todos.



(Y el pilón: hoy se cumple un mes de que salí de casa. Felicidades a mí, creo).

1 comentario:

  1. Wooowwww que fotos mas increíbles!!! están padrísimos los lugares que andas conociendo, no cualquiera!!!

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