26 de abril de 2014

Consejo no. 5

El consejo número 5 no está relacionado directamente con viajar. Surje de un post en facebook sobre un horno solar hecho con cajas de cartón (acá la dirección con el pdf que trae las instrucciones para fabricarlo) y tiene que ver con todas las cosas que en un mundo civilizado encontramos en la vida cotidiana y que no estamos acostumbrados a pensar de ellos como objetos dispensables.
De unos años para acá, y conforme más gente a mi alrededor se interesa en el tema ecológico-sustentable-ambiental-renovable-hecho a mano, cada vez me he encontrado con más soluciones alternativas para tener prácticamente todo lo que una casa moderna puede considerar necesario, y que una casa pobre consideraría un lujo: luz sin necesidad de electricidad, hornos sin necesidad de gas o leña, utensilios y herramientas producto de la transformación de la basura, recetas y autosuficiencia agrónoma, inclusive un refrigerador que funciona sin electricidad, desarrollado para tener un método de preservar la comida en algunas partes de África, donde el calor es insoportable, etcétera. La lista se vuelve extensa y al final se resume en el corazón de este consejo: hay muchas, muchísimas alternativas para que la insuficiencia económica no sea atroz; todas ellas son el resultado del desarrollo en paralelo del conocimiento científico y tecnológico. Y todo está en internet. ¿Pero cuánta gente lo hace?
Son muchos quienes comparten el conocimiento (rebloguear, repostear, compartir) pero pocos se dedican a llevar a la práctica estas cosas. Y tiene que ver, sospecho, con la facilidad que nos han dado las máquinas para hacer los trabajos de forma rápida y así podamos seguir con la acelerada lista de  choses à faire. Lo no dicho de estas tecnologías alternativas es que requieren de tiempo y dedicación, por una parte, y de esfuerzo físico y mental, por otra. Porque la salida fácil es siempre tentadora pero es importante tener en mente prioridades y saber, de verdad saber, si ser sustentables y renunciar a la vida sencilla, es lo que queremos. Hacer el experimento es bueno. Y todavía más gratificante es aprender del funcionamiento de las cosas por mano propia, porque eso es lo que posibilitan todos estos experimentos: conocer nuestro entorno, nuestra química y física y aprender.
El consejo lo diría así, entonces:
No dejar de aprender.

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